- Ha reunido a más de 450 empresas en consejos consultivos para fortalecer su liderazgo.
- Su modelo exclusivo para pymes y se basa en sesiones prácticas con enfoque directivo.
- La comunidad opera bajo un esquema selectivo y confidencial, con presencia en expansión nacional.
En un lugar discreto, alejado del ruido y del ajetreo corporativo, se gestan decisiones que reconfiguran la dirección de medianas empresas mexicanas. No es un foro público ni una conferencia masiva, es ALTAM, un consejo consultivo que apuesta por el poder del liderazgo compartido y el aprendizaje entre pares.
“La idea es que esta práctica de reportar y recibir retroalimentación no sea exclusiva de grandes corporativos, sino que llegue también a empresas medianas que quieren crecer con inteligencia”, explica Marcos Ramírez, representante de ALTAM, mientras describe con entusiasmo el alcance de su comunidad.
Su empresa se concibió hace apenas tres años con una visión clara: profesionalizar el liderazgo de quienes dirigen compañías que facturan entre 10 y 250 millones de pesos anuales. Su enfoque: sesiones mensuales, de no más de 20 empresarios, centradas en casos prácticos y temas como tecnología, finanzas, marketing y dirección general.
“Queremos que cada encuentro tenga valor real. Que el empresario salga con ideas que pueda implementar al día siguiente”, afirma Ramírez.
Más de 450 empresas ya han vivido la experiencia de formar parte de un consejo de ALTAM. Desde constructoras hasta compañías tecnológicas y retailers, cada una aporta desde sus fortalezas, y expone sus debilidades para ser retroalimentada por sus pares. Esa honestidad, lejos de ser una vulnerabilidad, es la base del modelo: casos reales puestos sobre la mesa, diseccionados con profundidad y perspectiva colectiva.
Cada sesión gira en torno a un tema estratégico, cuidadosamente curado por el equipo de ALTAM: “No llevamos un orden rígido, pero sí buscamos equilibrio al tocar temas legales, comerciales, operativos, de compras, y sobre todo tecnológicos, como hicimos hoy”, explica Ramírez.
Las empresas invitadas no solo participan, sino que son elegidas por el valor que pueden aportar y por su disposición a abrirse al análisis entre colegas.
La dinámica es exigente, pero íntima. Nada de auditorios. Las reuniones se realizan en espacios seleccionados, con un formato de cena que fomenta la confianza. La conversación fluye entre empresarios que entienden el peso de la toma de decisiones: “Esto no es para empresas que apenas inician, sino para pymes o medianas consolidadas que están en etapa de crecimiento y quieren llevar su liderazgo a otro nivel”, recalca Ramírez.
ALTAM no se vende como un evento, sino como una comunidad empresarial en formación. “Aquí se generan relaciones de largo plazo. Incluso amistades”, dice Marcos. Pero más allá del networking, el valor tangible está en el crecimiento personal de quienes dirigen las empresas, pues “fortalecer al líder significa fortalecer la organización», sentencia.
La firma ya cuenta con planes de expansión a Monterrey, Guadalajara y Querétaro, y busca replicar este modelo que ya ha probado su eficacia, recordando que detrás de cada empresa que crece, hay una persona que decide crecer primero.

Marcos Ramírez, representante de ALTAM